“Lali nació con dos narices, dos labios y dos ojos, pero sólo dos orejas. Si bien ella creó miedo para muchas personas, su historia es un testimonio de resiliencia y la lucha por la aceptación. A pesar de las diferencias físicas que la hacían destacar, Lali demostró que su verdadera belleza radicaba en su espíritu y carácter.
Desde temprana edad, Lali enfrentó miradas de extrañeza y burlas de sus compañeros de escuela y desconocidos. A menudo se le consideraba un enigma viviente debido a su apariencia única. Sin embargo, sus padres y amigos más cercanos la apoyaron incondicionalmente y la alentaron a abrazar su singularidad.
A medida que Lali crecía, también crecía su confianza. Comenzó a desafiar los estereotipos de belleza convencionales y se convirtió en un símbolo de empoderamiento para quienes eran diferentes. Su historia inspiradora nos recuerda que la verdadera belleza no se limita a lo que vemos a simple vista, sino que reside en la autenticidad y la valentía de ser uno mismo.
Lali demostró que la belleza radica en la diversidad, y su legado continúa inspirando a otros a abrazar sus diferencias y luchar por la aceptación y el amor propio.”